Regreso al futuro

Cuando los estudios de Hollywood abandonaron su tradicional modelo multiventana para sumarse al streaming directo al consumidor, nos preguntamos si sería pan para hoy y hambre para mañana. Su fortaleza residía en un modelo que maximizaba ingresos por producto e IP durante décadas a través de distintas ventanas de distribución. Ahora, tras abrazar un modelo de negocio ajeno, enfrentan un reto mayor: ¿cuál es su lugar en esta era centrada en el usuario?

Netflix, que no era un estudio, se convirtió en uno y dominó el juego. Mientras las majors intentan recuperar terreno, los creadores de contenido emergen como la nueva competencia. Ellos captan a los jóvenes con formatos frescos, ágiles y personales. Como decía Evan Shapiro, ¿cómo adaptarse si las decisiones siguen en manos de directivos alejados de las nuevas generaciones? Pero quizás hay que mirar al pasado para avanzar. Disney reajusta su estrategia, MAX se perfila como una televisión digital híbrida, y las IPs siguen siendo un activo clave. Pero ni el futuro ni la tecnología esperan. Mientras los estudios buscan reencontrarse, los creadores de contenido ya han capturado la atención global con agilidad y cercanía. La pregunta no es solo si podrán adaptarse, sino si les quedará tiempo para hacerlo. Tal vez la salvación esté en combinar su legado narrativo con un enfoque consumer-centric. ¿Podrán los estudios reaccionar a tiempo, antes de que otros ocupen su lugar? Veremos.

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