En el análisis demográfico de las audiencias televisivas, el género es siempre la primera categoría y el primer término utilizado para describir a un grupo determinado de dicha audiencia. Cuando Hollywood prepara sus siguientes blockbusters, tiene siempre presente estudios que sostienen que, mientras los hombres son más reticentes a ver películas con mujeres en su centro, las mujeres no tienen ningún problema en ver tanto las dominadas por protagonistas masculinos como femeninas. La disección por género, realizada por Parrot Analytics, de la audiencia de dos series de éxito como Juego de tronos y Outlander confirmaba ese sesgo: la primera, con un reparto coral con gran importancia de los hombres, era vista por un 51,7% de hombres y un 48,3% de mujeres; la segunda, con una mujer como protagonista central y articulada, principalmente, alrededor de una relación sentimental, tenía una audiencia del 27% de hombres y el 73% de mujeres.
En ambas había violencia, detalles de ficción histórica, problemas familiares, historias de amor y luchas por el poder, pero que el protagonismo de Outlander fuera tan claramente femenino la situaba dentro de la categoría de “serie de mujeres” con otras con la que apenas comparte nada más, como Las chicas Gilmore o Sexo en Nueva York. Es un término que desagrada a Gema R. Neira, directora de desarrollo de proyectos de Bambú Producciones, una de las compañías que más éxito ha tenido en España con este tipo de series. En una entrevista realizada para el blog de ALMA, el sindicato de guionistas, afirmaba que «siempre me molesta el término “series para mujeres”, porque viene a decir que están las series y las series para mujeres. No existe el “series para hombres”; existen las series buenas y las series para mujeres, como en una segunda categoría. Como la novela rosa, siempre por debajo. Oye no, serán series todas. Y las verá, además, quién quiera. Si tu ves las audiencias de Velvet, hay una audiencia masculina brutal, es una mentira que sean para mujeres».
En el pasado mes de marzo, el estudio de audiencias de GECA concluía que era la audiencia femenina la que más televisión había visto, con una media de 182 minutos diarios. Entre ellas, las amas de casa eran el colectivo más pegado a la pantalla, viendo 227 minutos al día. Programas de entretenimiento, concursos y ficción son sus géneros preferidos, aunque la representación que vean de sí mismas deje, a veces, que desear. Si nos fijamos en el streaming, un estudio de la consultora Dos30, que abarcaba entre enero y marzo de 2024, determinaba que las mujeres eran también mayoría entre los espectadores de Netflix, con un 51,3%. Y, sin embargo, cuando se habla de «series para mujeres» se suele utilizar cierto tono despectivo, como si fueran una categoría por debajo de la ficción televisiva general.
Pero es una categorización muy arraigada y que ayuda a las compañías en su búsqueda de nuevos proyectos. En la última edición del festival SeriesMania, Nicole Morganti, jefa de originales para el sur de Europa de Prime Video, explicaba que querían potenciar el contenido que atraía más al público femenino, ya que la plataforma se había ganado fama de ser el reducto de la «Dad TV», o televisión para padres, con series como La lista final, Jack Ryan o Bosch. «¿Qué estamos buscando ahora? Estamos buscando a las mujeres. Tenemos mucha acción, mucha comedia y muchos deportes. Ahora, queremos producir contenido centrado en las mujeres», señalaba Morganti, que añadía que «hemos anunciado hace poco bastantes películas para mujeres, por ejemplo, en Italia, y tenemos series internacionales que han tenido éxito en todo el mundo como Reina Roja, que es una historia criminal y esas, habitualmente, interesan a las mujeres. Pero queremos más. El principal interés, ahora mismo, es cómo conseguimos a esas mujeres, cómo apelamos a ellas y las traemos a nuestro servicio».
QUÉ VEN LAS MUJERES
Cuando una compañía afirma que va a producir más títulos orientados a un público femenino, suele referirse, a menudo, a historias románticas y dramas centrados en las emociones de sus personajes. Un estudio de Nielsen elaborado en 2022 establecía que las estadounidenses habían visto aquel año series como Anatomía de Grey o Los Bridgerton, asociadas a menudo con ese público, pero también otras que, a priori, no suelen situarse bajo el paraguas de «series para mujeres» como Mentes criminales y Stranger Things. «Yo veo absolutamente de todo, y lo que menos ganas tengo de ver, pero que también veo, son estas series de mujeres que ahora están desarrollando todas las plataformas que son productos muy blanditos», afirma María Castejón, autora del libro Rebeldes y peligrosas de cine que analiza a esos personajes femeninos que se salen de las convenciones más tradicionales para ellos.
Añade que «creo que sí que puede haber esa etiqueta “de mujeres”, pero con algo muy concreto como mujeres en crisis, mujeres víctimas de violencia o mujeres empoderándose, que a mí me aburre. De ahí, luego yo me metí en el tema de rebeldes y peligrosas y ahí tenemos El cuento de la criada, que no tiene absolutamente nada que ver con todo esto». La adaptación del libro de Margaret Atwood para Hulu es una distopía sobre la deriva totalitaria de una Estados Unidos transformada en una teocracia llamada Gilead que despoja a las mujeres de todos sus derechos, y que ha sido un gran imán de nuevos suscriptores para la plataforma de streaming. En su pico de mayor popularidad, en el último cuatrimestre de 2022, de los más de 379.000 nuevos clientes que le había reportado a Hulu, casi el 70% habían sido mujeres.
Esto apunta a que el público femenino es menos homogéneo en sus preferencias de visionado de lo que se cree, y el caso más evidente de un género que sorprende que sea de los favoritos de este público es el true crime. No está muy claro si es porque la mayoría de las víctimas son mujeres, o a pesar de ello, pero el 75% de los oyentes de los podcasts de true crime son mujeres, de acuerdo a un estudio realizado por Spotify en 2018, y ese porcentaje se traslada a las docuseries y las ficciones que cuentan crímenes reales.
¿Cuál es la razón detrás de esa popularidad? Algunos psicólogos creen que es porque estas historias permiten a sus espectadoras enfrentarse a sus miedos, tomar nota de las situaciones y comportamientos que podrían convertirlas en víctimas y enfocar en ellas su rabia hacia que se produzcan estos casos. También hay otra característica de esta audiencia que se traslada al resto de géneros que consume, que es su mayor capacidad de empatizar con los personajes y su interés por comprender las motivaciones de los perpetradores.
CARACTERÍSTICAS DE UNA SERIE PARA MUJERES
Pese a que los estudios confirman que las espectadoras ven todo tipo de ficción, cuando empresas como Prime Video expresan su propósito de desarrollar más contenido específico para ellas suelen referirse a historias que se mueven dentro de unos parámetros muy concretos. A menudo son series protagonizadas por mujeres y, también en un alto porcentaje, con creadoras detrás, que es el caso de Reina Roja (Amaya Muruzabal es la responsable principal de la adaptación del libro de Juan Gómez Jurado). Suelen centrarse en temáticas sentimentales y de relaciones interpersonales, la maternidad o la búsqueda de la identidad ante situaciones laborales o familiares complicadas.
«El tema es cómo y qué quieren las plataformas», apunta María Castejón: «Quieren productos que no cuestionen, quieren series tipo Valeria que saben que van a tener esa pátina de feminismo, pero tampoco van a cuestionar el sistema ni la estructura». Lo más común es que estas series tengan una protagonista que, por ejemplo, sea una consumada profesional en su campo, pero cuya vida privada y sentimental sea un desastre, o que sea una mujer adelantada a su tiempo que supera todas las constricciones que le impone la sociedad de su época, o que anteponga a su familia y el amor a su carrera profesional. Y todas estas protagonistas han de caer bien, incluso aunque la presencia de mujeres complejas, que entran en el arquetipo de antiheroína, es más habitual que antes.
«Siempre hay necesidad de conflicto, un problema que hay que resolver e implica un cambio. Pero hay un segundo tema, que quizás sea principalmente italiano, que se refiere a la simpatía de los personajes femeninos: las heroínas deben ser adorables y agraciadas. Está bien tener una protagonista dura, pero tiene que ablandarse por su dedicación y su pertenencia al reino femenino», señala Maria Pierri, autora del libro Heroínas. Cómo los personajes de las series nos ayudan a prosperar.
La representación de las mujeres en las series de televisión ha evolucionado bastante desde principios de los 2000 pero, muchas veces, se sigue cayendo en los viejos clichés cuando se buscan nuevos títulos para ese público, ignorando la variedad de sus gustos. Si nos atenemos a la lista de las 200 series más valoradas por las mujeres que publicó IMDb en 2018, en los primeros puestos de la lista se encontraban Juego de tronos, Hermanos de sangre, Sherlock, Avatar. La leyenda de Aang y Breaking Bad. La primera serie más arquetípica «de mujeres» era la miniserie de Orgullo y prejuicio de 1995, en el séptimo lugar. Por delante de ella, fantasía épica, drama bélico, historias de detectives y hasta un drama criminal muy serio; ninguna de ellas, a priori, dirigidas al público femenino. Pero a este le encantan.
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