En 2024, mientras Antena 3 cerraba el año como la cadena generalista más vista, había dos meses en los que el liderato se lo había arrebatado La 1 con los contenidos deportivos importantes: la Eurocopa masculina de fútbol en junio y los Juegos Olímpicos de París en julio. Otra de las emisiones que más había brillado en su parrilla había sido la final de la Champions League entre Real Madrid y Borussia Dortmund, y estos tres eventos en conjunto (más el éxito del programa La Revuelta, cuyo espectador medio es un hombre de 49 años, según datos de Barlovento Comunicación) convertían a la cadena pública en la preferida de la audiencia masculina en ese año.
Es un cliché, pero no por eso deja de ser más cierto. Aunque la audiencia de la televisión generalista es mayoritariamente femenina, los grandes eventos deportivos continúan siendo los preferidos de los hombres, especialmente si son futbolísticos. Y también son los espectadores que más prefieren la televisión de pago. El estudio New TV Indicators de la consultora CIMEC arrojaba, en la primera ola de 2019, que el 50% de la audiencia de esas cadenas era masculina. De acuerdo con los análisis de audiencia mensuales de GECA, el canal de pago más visto suele ser LaLiga por M+ (lo fue el pasado mes de mayo).
Este es un primer acercamiento a qué ven esos hombres, principalmente mayores de 45 años, en televisión. Y responde a cuatro intereses, según datos de la empresa estadouindense de compra de publicidad Starcom: para prepararse para una batalla, para sentirse rebeldes, para conectar con alguna pasión suya (deportes, coches o música, principalmente) y para sentirse desafiados mentalmente. Estas cuatro razones pueden trasladarse a contenidos que incluyan algún elemento competitivo, con humor subversivo y, en el caso de la ficción, ha aparecido un concepto que es tanto objeto de chistes como un caso de éxito para algunas plataformas de streaming: la Dad TV.
Series para padres
Prime Video, por ejemplo, ha construido una parte importante de su catálogo alrededor de esta idea. Lo que en un principio se consideraba un brújula moral muy cutre para explicar el fenómeno de programas de ficción de cable en EE UU tiene también acción y es importante la sensación de camaradería del protagonista con los personajes a su alrededor, y así encontramos títulos como Bosch, La lista final, Jack Ryan o Reacher, cuya tercera temporada se convirtió en la entrega más vista de la historia de la plataforma (sin contar primeras temporadas).
Misiones peligrosas y la sensación de que se puede confiar en esos personajes atraen a los espectadores masculinos de mediana edad, que son fieles en sus hábitos de consumo si se sienten identificados con la épica de los héroes. Ahí encontramos la recuperación de historias que funcionaron cuando estos espectadores eran niños y adolescentes (en las décadas de los 80 y los 90), como Cobra Kai, serie que trajo de nuevo a la palestra el universo de las películas de Karate Kid, y cuyo éxito en su estreno inicial en YouTube la llevó a mudarse a Netflix en su tercera temporada.
Aunque tiene un mayor protagonismo de sus personajes jóvenes, son los dos antiguos protagonistas de las películas, Ralph Macchio y William Zabka, sobre los que gira la acción, y ambos encajan perfectamente en las características principales de la Dad TV. Está formada por ficciones con un corte clásico y, en ocasiones, recupera la fórmula de los episodios autoconclusivos en los que los personajes resuelven un conflicto diferente al final de cada uno de sus capítulos.
De este lado del espectro también hay otras series atractivas para este tipo de público, ya que aparecen en lo alto de los listados de ficciones más vistas. Las plataformas masculinas suelen recomendar que se vean junto a otras similares, y ahí encontramos tanto series que se acercan más a los apartados comentados como thrillers de espionaje y acción (desde Homeland y Cuánto me queda hasta Mad Men o Los Soprano, que pasaron por esta fase de recuperación) o programas de bricolaje y reformas en casa que enseñan a los espectadores a hacer ellos mismos reparaciones y mejoras en su hogar.
Los hombres son los espectadores que más prefieren la televisión de pago
En esta época de madurez en el streaming, cuando los diferentes competidores están asentados y sus suscriptores ya saben qué esperar de ellos, las compañías miran cada vez más a los formatos de la televisión tradicional para retenerlos, para intentar que no se vayan cuando su serie favorita deje de estar disponible y se mantengan fieles al servicio. Ahí entran los concursos que añaden un componente de habilidad o talento, es decir, que los participantes tienen que saber, o aprender, a cocinar o a soplar vidrio para aspirar a la victoria. Ese lado de mostrar cómo se hacen las cosas es otro pilar de la televisión masculina.
HÁGALO USTED MISMO
Si echamos un vistazo a las programaciones de dos canales orientados al público masculino como Mega o Blaze encontramos docurrealities sobre el día a día de las fuerzas del orden, sobre hombres que viven en entornos extremos y se ganan la vida buscando allí oro, piedras preciosas o pescando en mares difíciles, sobre compradores de antigüedades o trasteros completos, sobre restauradores de coches o forjadores, sobre cómo se construyeron grandes obras de ingeniería… Es una programación bastante homogénea aunque varíen los títulos. Por ejemplo, programas sobre coches pueden ir desde el clásico Top Gear a otros que tiran de la fama de sus personajes centrales, como El garaje de Jay Leno o Clarkson’s Farm, pero todas estas cadenas tendrán el suyo. Y luego está el fenómeno de los documentales sobre la Segunda Guerra Mundial y, en concreto, los que se centran en Hitler. Netflix consiguió un éxito notable en 2024 con Hitler y los nazis: la maldad a juicio, docuserie que contaba el ascenso del nazismo, el Holocausto y los juicios de Nuremberg celebrados al final de la guerra. Una parte importante de la audiencia aprende sobre historia viendo estos documentales, como arrojó un estudio en Estados Unidos de la Asociación Histórica Americana. El 69% de los encuestados afirmaba recurrir a este formato para saber más sobre el pasado, y los que se centran en la Segunda Guerra Mundial y los horrores del nazismo se encuentran entre los más populares, probablemente, por la atracción que siempre genera el mal y la curiosidad por saber cómo pudo Hitler alcanzar el poder y actuar de esa manera durante tanto tiempo. La fascinación de los hombres de mediana edad por estos documentales es incluso parte significativa del retrato de Tony Soprano, protagonista de Los Soprano.
A LA CAZA DE LOS JÓVENES
Esta televisión más orientada a los hombres tiene el mismo problema que la que busca un público más amplio, que es la elevada edad de sus espectadores. Como se desprende de balances de audiencias que el elaborado por GECA en 2024, la mayoría de la audiencia televisiva es mayor de 45 años, y se concentra sobre todo en el tramo de edad por encima de los 65. El gran reto para los operadores es encontrar maneras de atraer a los jóvenes y, en el caso de la audiencia masculina, a los millennial, que es la generación nacida entre 1981 y 1996.
En Estados Unidos se comprobó, en diferentes estudios realizados a mediados de la década de 2010, que el 21% los hombres de esa generación no veían ningún contenido televisivo y que, quienes lo hacían, preferían tablets, móviles y dispositivos conectados al televisor tradicional. De hecho, otros estudios sobre el atractivo de los paquetes de servicios (los conocidos como bundles) señalaban que más de la mitad de los jóvenes entre 18 y 34 años estaban interesados en suscribirse directamente a las apps de las cadenas de televisión porque resultaban más baratas. Y, además, consumen más contenido en streaming, lo que hace que sean una demográfica muy codiciada por las OTT. Pero, ahí, su gran competencia son los videojuegos.
Quizá por eso tenemos a plataformas como Prime Video y Netflix apostando cada vez más por deportes en directo, como el acuerdo de la segunda con WWE, y por concursos extremos, ya sean los Beast Games en la primera o el formato coreano Habilidad física: 100, en el que sus participantes realizan tareas en las que ponen a prueba su fortaleza.
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