En la tarde del jueves 11 de abril arrancaba el VIII Encuentro de guionistas, organizado por el sindicato de guionistas ALMA y la Federación de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA). Los más de 400 guionistas acreditados fuimos llegando al que sería el epicentro del guion en España durante los días siguientes: el Teatro Central de Sevilla. Algunos, maleta en mano, no habían tenido tiempo ni de pasar por el hotel. Pero daba igual. Nadie quería perderse ni un minuto. La platea se llenó para recibir a Jorge Naranjo, uno de los organizadores, y a Rafael Cobos, guionista de series como El hijo zurdo o La peste. De esta última destacó el largo proceso de desarrollo: «Empecé el proyecto sin hijos y lo acabé con dos». Cobos aseguró que él siempre escribe sobre sus miserias porque cree que son cosas que pueden tener mucho que ver con los demás: «No somos tan especiales como nos creemos». Los asistentes pasamos después a los jardines del teatro donde se desarrolló un cocktail para eso que, en general, se nos da tan mal a los guionistas: relacionarnos.
GUIONISTAS DE PROGRAMAS
El viernes arrancó con Carmen Allué, que se describe como «la Forrest Gump del entretenimiento» por ir siempre corriendo de acá para allá. Tras cinco años escribiendo talent shows como La voz, considera que el secreto es construir el clásico viaje del héroe utilizando las vidas de los concursantes: «El abuelo fallecido, la mujer que no consigue adelgazar o el albañil que se atreve a soñar». La siguiente ponente fue Marisa Mañanós, guionista del reinicio del Grand Prix, un programa cuyas características convierten el guion en una guía que el equipo lleva a su terreno en función de lo que hagan los concursantes. «Se suda y se sufre», aseguró, aunque para ella merece la pena.
Quien también ha sufrido es Bea Poey, que lleva desde 2002 escribiendo realities como Amor confianza. Poey considera que la mayor diferencia respecto al guionista de ficción es que sus personajes son imprevisibles: «Se necesita empatía, paciencia, energía y mucha mano izquierda».
Otro programa que requiere energía es el que escribe María Martín para Canal Sur: La tarde. Aquí y ahora con Juan y Medio. El guionista debe poder escribir sobre la actualidad que ve en una televisión en silencio por el rabillo del ojo mientras sigue con atención el programa en directo: «Es todo una especie de tetris».
UNIDOS SOMOS MÁS FUERTES
«Han tenido que pasar 22 años para que me atreva a contar lo que he venido a contar», empezó relatando Gracia Solera, dejando al auditorio helado. Tras exponer ejemplos de las estresantes condiciones en las que ha trabajado como guionista de programas, Solera confesó haber aprendido que estar unidos ayuda a luchar contra el miedo a alzar la voz, un mensaje que enlazaba con la siguiente ponencia.
Michelle Mulroney, vicepresidenta de la WGA West, subió al escenario junto al escritor Josep Gatell para hacer balance de la huelga de guionistas en Estados Unidos. Mulroney, que agradeció a los guionistas españoles el apoyo recibido durante la huelga, defendió la solidaridad como uno de los principales valores del sindicato: «No sólo tienes derechos sino que otros han luchado para que tú los tengas». Mulroney mencionó a dos compañeros de la WGA que pasaron por Madrid en marzo, David A. Goodman y Chris Keyser, quienes dijeron una de esas frases lapidarias que arrancaron los aplausos de los asistentes: «Si pudieran remplazarnos, ya lo habrían hecho».
OTRAS FORMAS DE ESCRIBIR
Rodolf Giner, Director General de FAGA, analizó la escritura en otras comunidades autónomas con tres guionistas. Aina Clotet, guionista de Això no és Suècia habló del «miedo» a que un proyecto no se vaya a ver por su diversidad lingüística, una idea que recogía Julene Aramburu en su intervención: «Es importante para una espectadora que vea a una mujer hablando su idioma». Por eso crearon Go!azen, una serie en euskera sobre un grupo de mujeres en unas colonias de verano. La guionista gallega Ara Gonda, escritora de Me he hecho viral, advirtió de la importancia de los canales autonómicos que dan oportunidades a estos proyectos: «Las televisiones deberían ser el motor y están dejando de serlo».
El siguiente bloque de ponencias contó con Anna Marchessi explicando cómo la actuación le ha permitido escribir de una forma más libre y vulnerable. Paloma Rando y Pilar de Francisco, las encargadas de escribir la última entrega de los premios Goya, describieron el trabajo como «hacer la mili». Por su parte, Carmen Córdoba habló de su proceso creativo a la hora de escribir para cine o series de animación. Después llegó el turno de David Sainz. El actor y guionista habló de su serie Malviviendo, que fue resultado de pensar en un corto que pudieran grabar con los medios que tenían y que funcionara como posible episodio piloto de una serie. Escribían y rodaban durante el día y trabajaban en hostelería por la noche hasta que con la llegada de las plataformas les ofrecieron ponerse al frente de una sección de series y ficciones en internet.
La jornada terminó con la intervención de Jorge Sánchez-Cabezudo, que habló de su adaptación de la novela Nos vemos en otra vida a una serie de televisión con un tema tan complicado como el 11M: «Era muy interesante entrar en la historia desde el punto de vista de los victimarios en lugar de las víctimas». Tras el cierre de la primera jornada, los guionistas se dispersaron por diferentes zonas de la ciudad para disfrutar del fantástico ambiente previo al arranque de la Feria de Sevilla.
LA I.A. Y EL GUION EN ESPAÑA
La mañana del sábado estuvo dedicada a uno de los temas más candentes de los últimos años: la Inteligencia Artificial. Jara Ayúcar, directora de Márketing del ICAA, remarcó la necesidad de estar asesorados: «Debemos saber qué firmar y qué no». El escritor canario Alby Ojeda recogió ese mensaje para arrancar su ponencia: «La formación es la clave para aplacar el terror que nos crea la I.A.» Ojeda armó además que los guionistas podemos usarla «como un abogado» que puede analizar y señalar irregularidades en nuestros contratos.
Elena Gobernado relató en un video cómo los directivos de una serie de animación en la que estaba trabajado alimentaron a la I.A. con su trabajo para crear nuevo contenido. Su participación fue complementada por Carlos Muriana: «Estamos ante la oportunidad de reivindicar nuestro trabajo», comentó el también miembro de la Junta de ALMA.
Ese espíritu reivindicativo fue recogido por Borja González Santaolalla. El guionista bilbaíno lanzó una serie de dardos a aquellos que le han robado algún crédito a lo largo de su carrera. Sin dar nombres pero dejando muy claro de quién hablaba, su intervención cerró una intensa mañana con risas y aplausos.
Después llegaría el turno de la presidenta de DAMA Virginia Yagüe y el presidente de la SGAE, Antonio Onetti, que mantuvieron un diálogo sobre la gestión de derechos en el que defendieron la transparencia como la clave para navegar estos tiempos inciertos: «Tenemos que defender nuestros derechos a hostias», proclamó Yague ante el entusiasmo de los presentes. Sin embargo, el titular de la jornada lo daba Carlos Molinero, presidente de ALMA, junto a Camilo Vázquez, subdirector general de promoción y asuntos internacionales del ICAA, al confirmar una de las noticias más esperadas por el gremio: vuelve la convocatoria a ayudas para el desarrollo de guiones que desapareció en 2011.
EL BROCHE FINAL
La tarde arrancó con la grabación en directo del podcast del sindicato ALMA, Esto ya está hecho. Diana Rojo, guionista de Cuatro Estrellas y Jordi Calafí, guionista de la primera serie española de Disney+ Regreso a las Sabinas, charlaron sobre los métodos de trabajo en la escritura de series diarias. Le siguió Tomás Aragay, autor del libro Método para escribir un guion, que defendió abrazar el caos en que a veces se encuentra la cabeza de un guionista al arrancar un proyecto: «El primer impulso es querer ordenarlo todo», comentó tras desmontar parte del escenario de un empujón. Aragay cree que si uno se da tiempo a mirar con calma descubrirá que «siempre hay formas diferentes de entender las cosas». Durante la siguiente charla, Michel Gaztambide habló de su proceso de escritura para películas de Enrique Urbizu, director para el que ha escrito La caja 507 o No habrá paz para los malvados. Junto a él estaba Jorge Guerricaechevarría, guionista de muchos de los guiones de Alex de la Iglesia. Los dos hablaron de la necesidad de arriesgar con historias que te apasionan para poder seguir escribiendo. La arrolladora intervención de Paula Sánchez, guionista de la serie Yrreal, pilló a muchos por sorpresa y arrancó tantos aplausos que su intervención se pasó del tiempo estipulado. Pero a nadie le importó. Su apasionado alegato por recuperar la ilusión infantil que nos hizo empezar a escribir sus consejos para no convertirnos en autores sin alma y su petición de que nos ayudemos los unos a los otros se llevaron la mayor ovación del encuentro.
Pero aún faltaba la charla de la norteamericana Robin Green, quien comenzó en la mítica revista Rolling Stone y terminó en series como Doctor en Alaska. Green hizo un recorrido a su carrera en el que no se cortó en criticar al que fuera su jefe en Los Soprano, el creador de la serie David Chase.
Pasaban poco más de las 19.30 del sábado cuando Jorge Naranjo cerraba el VIII encuentro de guionistas dando las gracias a todo el equipo que lo hizo posible. La noche iba a ser larga pero todos queríamos disfrutar de las últimas horas de un encuentro que cada dos años nos permite quitarnos ese pijama con el que tanto nos gusta escribir en casa para juntamos con compañeros que sufren y se ilusionan con eso mismo que nos une a todos: la pasión por contar historias.
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