La entrada de las plataformas de streaming en la arena de la producción propia de ficción, más la obsesión por la exclusividad de contenido y de conseguir nuevos suscriptores que rigió sus estrategias durante la década pasada, ha alterado por completo el panorama de las tv movies, un formato que ya estaba bastante renqueante con el inicio del siglo XXI. La categoría de los Emmy que las reconoce se fusionó con las miniseries en 2011 ante la escasez de candidatas entre las que elegir y después de varios años en los que prácticamente solo HBO mantenía viva esa llama ante la retirada de las cadenas generalistas, que había confiado en las tv movies entre las décadas de 1960 y 1980 para generar eventos de programación y, en ocasiones, atraer a alguna que otra estrella de cine.
En Europa, esa tendencia también es bastante notable, si bien hay lugares donde todavía se producen unas cuantas tv movies, aunque sea formando parte de una serie de ellas, como las que forman Asesinato en…, una colección de películas francesas de misterio que recorren diferentes enclaves de la geografía del país. En Reino Unido, BBC y Channel 4 también mantienen esa tradición, muchas veces contando historias reales, pero en las nominaciones de los premios BAFTA ya hace tiempo que se cuelan películas de Netflix y episodios de series antológicas con una duración un poco más larga de lo habitual, como I am Ruth, Black Mirror o The Hollow Crown. Es un indicativo de hacia dónde ha ido moviéndose la industria, pasando de la tv movie a la película directa a streaming (que, a su vez, es una evolución de los estrenos directos a vídeo de los 80 y los 90).
Los canales que más las producían las han ido abandonando ante las crisis publicitarias que se han sucedido y la deserción de espectadores hacia las plataformas y otros medios de entretenimiento, y han optado por otros formatos más baratos y que garantizan una mayor fidelidad de la audiencia. Por ejemplo, Syfy, conocida por sus películas de terror de muy bajo presupuesto y con premisas totalmente alocadas, ha ido dando entrada en su parrilla a talent shows de maquillaje de efectos especiales y disfraces.
Las plataformas y, en especial, Netflix han producido películas para engordar sus catálogos durante los años en los que lo que importaba era el crecimiento sostenido de nuevos suscriptores. Pero el enfoque, ahora, ha variado a lograr el mayor beneficio de los que a se tienen, y para ello, en primer lugar, se ha reducido el número de producciones. Ampere Analytics lanzó un estudio en 2023 en el que concluía que, en Estados Unidos, se había producido un 24% de series menos que en los dos años anteriores, y aunque las huelgas de guionistas y actores que tuvieron lugar ese año tuvieron algo que ver, es parte de una tendencia que lleva a las plataformas a apostar por la austeridad.
De tv movies a direct-to-streaming
Las tv movies ya habían notado enormemente la entrada de las OTT en la producción original. Ante la necesidad de tener disponible para sus clientes nuevos títulos todas las semanas, las compañías se animaron a producir películas originales y a comprar los derechos de otras, sobre todo en el Festival de Sundance, para que estuvieran en exclusiva en sus catálogos. Amazon Studios y Netflix eran las más activas en ese sentido, hasta que, con el inicio de la década de 2020, los accionistas empezaron a fijarse más en la rentabilidad y en los beneficios. En 2023, Netflix pasó de estrenar 75 películas originales en inglés a poco más de cuarenta, y su gran competidora en este aspecto, Amazon, empezó a coquetear con los estrenos en cine porque dan más beneficios que la emisión directa en plataforma.
Eso es algo que los estudios de Hollywood que cuentan con su propio SVOD, como Paramount o Warner, han redescubierto después de la pandemia. La primera, por ejemplo, decidió que el remake en formato musical de Chicas malas iría a cines en lugar de estrenarse directamente en Paramount+ y la película recaudó más de 100 millones de dólares. Su presupuesto había sido de 36. Ese no es, de todos modos, el negocio de Netflix, que solo estrena en cines, y durante tiempo limitado, aquellos títulos que aspiran a llamar la atención de los premios de Hollywood, y la evolución de su estrategia con sus películas es muy representativa de hacia dónde se mueve el negocio actualmente.
Este mismo año, Scott Stuber, que había supervisado ese departamento desde 2017, dejaba su puesto en favor de Dan Lin. Stuber había buscado atraer nuevos suscriptores con grandes blockbusters de presupuestos desorbitados y repletos de estrellas, pero cuyo rendimiento no se ajustaba después a la inversión puesta en ellos. Según Parrot Analytics, Netflix estrenó en todo el mundo 221 películas originales entre 2019 y 2023, con algunas producciones superando ampliamente los 100 millones de dólares de presupuesto. Sin embargo, el 64% de esos títulos apenas pasaban de ser considerados “mediocres” por el público y, aunque en el primer trimestre de 2024 el 25% de su catálogo de películas son originales de Netflix, solo una entró en el top 50 de los filmes más demandados en todo el mundo entre el 1 de enero de 2020 y el 3 de abril de 2024.
El resultado es que el nuevo jefe ha implantado una estrategia de menos estrenos, de mejor calidad y más baratas, y se centrará aún más en los géneros que sabe que funcionan mejor, como son las películas familiares, los dramas juveniles, las comedias románticas y las películas navideñas, que son un reducto de las tv movies de antaño que merecen un apartado para ellas solas.
La industria navideña de Hallmark
Netflix es consciente de que, en los meses de noviembre y diciembre, estos títulos generan gran interés por parte de la audiencia, y lo sabe porque hay datos que lo refrendan. Hallmark Channel, un canal de cable en Estados Unidos dedicado a tv movies y series familiares, consigue durante la temporada navideña que, al menos, el 80% del público vea unos pocos minutos de una de sus películas, según datos de Nielsen, y la mayoría de su audiencia son mujeres entre 18 y 54 años, una demográfica muy preciada por los anunciantes. En 2021, se estimaba que el canal lograba un tercio de sus ingresos anuales por publicidad, unos 350 millones de dólares, gracias a esas tv movies, rodadas en su mayoría en julio, con presupuestos bajos y en Canadá, donde pueden aprovechar incentivos fiscales bastante beneficiosos. Hallmark, por supuesto, también tiene su propia plataforma de streaming, Hallmark+.
El canal no está solo en esa estrategia. Lifetime también dedica noviembre y diciembre a las tv movies navideñas, aunque suele dotarlas de algo que las diferencia de las de su gran competidora, ya sea un tono un poco más sexy o personajes que no sean los típicos blancos y heterosexuales. Es probable que este subgénero continúe siendo importante en la nueva estrategia de Netflix para sus películas originales, que prevé bajar de las cincuenta en inglés que se estaban produciendo hasta ahora a entre 25 y 30. Al fin y al cabo, en los ranking de visionados que la plataforma publica todas las semanas lo que cuenta son los millones de horas vistos y, en ese aspecto, las series resultan más rentables que las películas.
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