El número de influencers en el mundo no para de crecer, lo cual implica que cada vez más gente se quiera dedicar a este trabajo del s.XXI debido a su fácil accesibilidad y a su capacidad de generar ingresos. Si se tiene éxito subiendo contenido, el dinero a través de las reproducciones y los patrocinadores está más que servido. La posibilidad de beneficiarse económicamente de este trabajo es inmensa y no conoce límites. Por ese motivo, las prácticas comerciales de los influencers están ahora en el punto de mira tanto de las autoridades antimonopolio europeas, como de las autoridades nacionales que regulan la competencia.
La Comisión de la UE ya se ha pronunciado acerca del tema y ha sido tajante, dejando claro que abrirán una investigación a este sector tan creciente. Desde la institución, señalan cómo «el marketing de influencers se ha convertido en un pilar de la economía digital, que se espera alcance un valor global de 19.980 millones de euros en 2023». Por ello, en las próximas semanas, la Comisión y las autoridades nacionales de la Red de Cooperación para la Protección de los Consumidores «examinarán las publicaciones en redes sociales para identificar testimonios y avales que puedan inducir a error a los consumidores».
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