¿Estáis a favor o en contra de YouTube?

No sé si os habéis dado cuenta, pero el mundo de la televisión se ha dividido en dos grandes bandos. Unos ven a YouTube como un buen aliado de la televisión, mientras que otros lo ven como una amenaza.

El primer bando se centra en las ventajas de la proximidad entre la televisión y la plataforma de Google, que como incubadora de ideas calibradas para un público más joven gracias al ecosistema de youtubers que crea contenidos televisivos y llega a nuevos espectadores potenciales, se ha convertido en una herramienta muy valiosa para la industria televisiva. Además, las televisiones pueden aprovechar el Programa para Partners de YouTube, la publicidad pre-roll y post-roll, las suscripciones prémium y los patrocinios para generar ingresos adicionales y monetizar los contenidos vistos en la plataforma. También están los YouTube Shorts, una buena herramienta para aumentar la visibilidad y dirigir a la audiencia hacia contenidos más largos y complejos.

El segundo bando, el que opina lo contrario, está preocupado por el hecho de que YouTube sea el medio que más y mejor absorbe la atención de la audiencia para-televisiva, es decir, de aquella cuya naturaleza, en términos de composición y patrones de consumo, es sin duda la más cercana a los telespectadores. Según esta facción, se trata de una “amenaza” en términos de números, que hablan por sí solos: 2000 millones de usuarios, 500 horas de contenidos subidos cada minuto y mil millones de horas de vídeo vistas al día. Así pues, en la economía de la atención, la plataforma controlada por Google sería extremadamente competitiva, por no decir agresiva, lo cual, en términos de regla de mercado, es una consecuencia inapelable de la competencia.

Y, en verdad, cabría poner objeciones a ambas posturas. La creciente cohabitación de YouTube y las cadenas de televisión no solo corre el riesgo de favorecer definitivamente el consumo de vídeos de la plataforma en detrimento de formatos más largos, sino que también amenaza con desviar la atención de quienes siguen anunciándose en televisión. Podemos estar de acuerdo con la conocida frase “Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca”. Está bien, pero ¿estamos seguros de que el abrazo entre YouTube y la televisión no acabará siendo el del oso? El llamamiento de los partidarios de YouTube para intentar comprender las reglas del juego y adoptar un enfoque proactivo y flexible que integre lo mejor de ambos medios es totalmente comprensible. Dicho esto, ¿con qué armas cuenta la televisión si las reglas las decide unilateralmente una de las partes implicadas?

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